Cómo aislar tu casa del calor, empezando por las ventanas


La llegada del calor coincide con el incremento de la demanda eléctrica debido al uso de los aparatos de aire acondicionado, principalmente, y en muchos hogares la factura crece considerablemente durante estos meses. La mejor manera de mantener fresca la casa sin que aumente la factura eléctrica es disponer de un aislamiento térmico excelente que no permita que entre el calor, ni que se disipe el fresco.

Combinando un buen aislamiento y un aparato climatizador de última generación (muy eficiente desde el punto de vista energético) seremos capaces de mantener fresca nuestra casa sin excedernos en el gasto energético. Lógicamente, el aislamiento térmico tiene un coste, pero normalmente se puede amortizar en unos pocos años gracias a la reducción sistemática en la factura.

Aislar las ventanas, una buena decisión

Si piensas en aislar tu vivienda del calor (o del frío), un primer paso es el de cambiar las ventanas por otra solución más eficiente. ¿Cómo saber qué tipo de ventanas nos convienen más para nuestro hogar? La etiqueta energética de las ventanas nos dará la respuesta. Esta etiqueta expone una clasificación de invierno y una clasificación de verano, así como parámetros técnicos que determinan cuánto aísla la ventana.

La primera clasificación, la de invierno, tiene siete niveles de eficiencia que van desde las ventanas más eficientes, indicado con color verde y la letra A, hasta las menos de color rojo y con la letra G. En cuanto a la clasificación de verano, tenemos tres niveles de eficiencia: desde una estrella para las menos eficientes, hasta las tres estrellas.

Estas etiquetas son una especie de resumen técnico de cómo se comportan las ventanas en condiciones de frío o calor. Esto viene determinado, en el fondo, por el material de la carpintería y por el vidrio. Elegir el más adecuado supone una gran diferencia en términos de ahorro energético.

Por ejemplo, mientras que el aluminio es una solución de carpintería asequible para cualquiera, es mal aislante y crea un puente térmico. Éste es un punto en el que se intercambia calor entre el interior y el exterior de la vivienda. Solo si las ventanas de aluminio son de mucha calidad dispondrán de algo que rompa ese puente térmico, y que mejore el aislamiento.

Por otro lado, la carpintería de PVC es la mejor para proporcionar aislamiento térmico en la vivienda. Es un material que no conduce de la temperatura, por lo tanto no existirán puentes térmicos en toda la estructura.

El vidrio es más importante, si cabe, que la carpintería porque ofrece más superficie al exterior. Un buen vidrio tendrá una transmitancia térmica muy reducida. La transmitancia térmica es el indicador del flujo de energía a través de la ventana desde el lado caliente al lado frío o, lo que es lo mismo, el indicador de la capacidad del vidrio para retener, o no, la temperatura en el interior del hogar. Este valor se ve reflejado en la etiqueta.

El mejor vidrio para instalar en casa tendrá, además de esos valores técnicos óptimos, un doble acristalamiento y una capa intermedia que hará de “cámara de aire” (normalmente estará llena de  aire, o de otro gas como el argón). Este doble acristalamiento es un paso más en el aislamiento térmico con el exterior, algo que sumado a buenos vidrios y a una carpintería de calidad conseguirán aumentar la capacidad de aislamiento térmico de nuestra casa, y vivir con un mayor nivel de confort gastando menos energía.

 

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